FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

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FRANCISCO IGARTUA Y DORIS GIBSON / FUNDADORES DE CARETAS / ARCHIVO REVISTA OIGA

Como se sabe, una imagen dice más que mil palabras. Testigos irrefutables de toda una vida, estas fotografías son muestra de los viajes realizados por Paco, y de las amistades cultivadas por una persona de carácter excepcional. Por ella desfila una variada galería de lugares y personajes. Esta sección contiene además algunas caratulas emblemáticas de OIGA que ya forman parte de la historia del periodismo peruano y comprende la producción facsimilar de documentos que comprenden la quinta etapa de la revista 1990-1995. (1era. parte)

UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO
EZKIOGA. 1era Edición

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EZKIOGA. 2da. Edición

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ARTOLA ARBIZA, Antonio Maria. Ezkioga. En el 80° aniversario de la Pastoral de Mons. Mateo Múgica Urrestarazu sobre Ezkioga (07/09/ 1933), Eskio, Fondo Editorial Revista Oiga (978-61-2465-76-03).

FRANCISCO IGARTUA, Siempre un Extraño

Fue un andar a la deriva que no debía continuar. Y no continuó. El golpe de Odría y su sigiloso ingreso a Lima lo conmovieron profundamente y lo apartaron de las juergas. Ese mismo 28 de octubre, "día infausto para la República", como él escribió, igual que escriben infinitos periodistas en el mundo frente a hechos semejantes, ese mismo día se comprometió a hacer algo... ¿Pero qué hacer?... La impotencia lo exaltaba todavía más. Así fue como comenzó a dolerle el Perú.

Una de esas noches de desvelos cívicos, Francisco tomó la firme decisión de llevar adelante una idea que le venía rondando desde un par de días antes. Desde el mismo momento en que, junto a Ella, vio a Odría pasar por la Plaza San Martín rumbo a Palacio: tenía que fundar un periódico que dijera las verdades que la gran prensa, con toda seguridad, callaría, sea por complicidad con el golpista o por autocensura generada por el temor al poder. Al despertarse siguió dándole vueltas a la idea y a la manera de cómo presentar su propuesta para hallar apoyo financiero a sus planes. Y bien bañado y con desayuno completo se dirigió al Café.

Aquella mañana del uno o dos de noviembre de mil nove­cientos cuarenta y ocho, cerca del mediodía, exponía Francisco en los portales su propósito de publicar un semanario, un panfleto, que gritara las protestas de su generación por el cuartelazo contra Bustamante y su rechazo a la dictadura que acababa de entronizarse en el país. Pero Francisco no tenía un centavo. En la mesa estaban Sérvulo y Doris Gibson —inmersos en un romance borrascoso—, Guillermo Ugaz, Juan Ríos, Carmen Sosa y alguien más. Francisco explicó sus proyectos y su falta de fondos. Doris Gibson se prestó de inmediato a conseguirlos. Y, poniéndose de pie, se dirigió al otro lado de la plaza, a los portales del frente, al Chez Víctor, donde esperaba encontrar a Armando Revoredo, el último Primer Ministro de Bustamante, que acababa de estar en prisión. Revoredo había sido médico, profesión que nunca ejerció, pues antes de curar a nadie se inscribió en la Aviación e, inmediatamente, de médico 'asimilado' pasó a piloto. Cuando llegó a ministro ya lucía las insignias de general de Aviación y sus hazañas —vuelo solitario, sobre los Andes, de Lima a Buenos Aires y, después, de Lima a Bogotá— habían llenado de orgullo a los peruanos sin que él se envaneciera. También, después de haber abierto las dos rutas arriba mencionadas, había dado la vuelta a Sudamérica al comando de una escuadrilla de cazas.

Al poco rato regresó Doris a la mesa del Café. Traía dos mil soles para Oiga, el proyecto de Francisco. Los mil que faltaban, también por intermedio de Doris Gibson, Francisco los obtuvo, con alguna solemnidad y firma de un documento simbólico, de Pechitos Bustamante.

Así nació el primer periódico personal de Francisco: Oiga.

jueves, 22 de noviembre de 2012

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“Si la guerra electoral había sido sucia en la primera vuelta, ahora fue inmunda. Gracias a informaciones espontaneas que nos llegaban de distintas fuentes, y a averiguaciones hechas por la propia gente del Frente Democrático o por los periodistas y medios que apoyaban mi candidatura, como los diarios Expreso, El Comercio, Ojo, el Canal 4, la revista Oiga y sobre todo el programa televisivo de Cesar Hildebrandt, En persona, el misterio en torno al ingeniero Fujimori comenzaba a disiparse. Surgía una realidad bastante diferente de esa, mitológica, con que lo habían revestido los medios de comunicación  controlados por el APRA y la izquierda. Por lo pronto, el candidato de los pobres no era nada pobre y disfrutaba de un patrimonio considerablemente mas solido que el mío, a juzgar por las decenas de casas y edificios que poseía, había comprado, vendido y revendido, en los últimos años, en distintos distritos de Lima, subvaluando sus precios en el registro de propiedad para reducir el pago impuestos”.


MARIO VARGAS LLOSA – El pez en el agua – Memorias – pág. 509.

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